viernes, 22 de febrero de 2013

Replantear la idea del estado como necesidad

¿ Pueden existir las carreteras, autopistas, escuelas y hospitales sin que exista el estado? aunque se sorprenda la respuesta es afirmativa.
   Yo se que le resulta difícil imaginarse vivir sin estado, más aun si es un habitante de Argentina, donde el estado interviene en la vida de las personas en detalles tan mínimos como controlar el automovil que usa, que hace con su salario, vigila cuanto gasta a diario en el transporte público, además de su alimentación, en que divisa ahorra y el origen de su vestimenta y equipos electrónicos.
    Ahora bien, su creencia en la necesidad de contar con el estado se asimila a la creencia religiosa en Europa occidental a principios del siglo XVI. La vida estaba supeditada al pensamiento divino,  a los mandamientos de dios. Este, a través de sus representantes en la tierra, tales como papas, obispos y monarcas, imponían a las personas como debían actuar en sus vidas, y todo aquel que no se  regía moralmente de esta forma podía ser discriminado, encerrado o asesinado bajo el pretexto  de ser una persona "inmoral", enfermo o estar poseído por el diablo. Estas personas, victimas de esos maltratos podían ser homosexuales, tener otra religión o ser de otra etnia a la dominante.
    El ciudadano, trabajador, como un artesano, zapatero o tendero no rechazaban estas persecuciones y asesinatos, sino todo lo contrario, lo aceptaban, estaban de acuerdo. Creían que la iglesia los protegía de estos "inmorales".
   Hoy en el siglo XXI, sabemos que un ateo puede ser tan  exitoso como un religioso. Ya no es necesario creer en dios para seguir el sendero correcto, sino la determinación del individuo por desarrollarse.
    Hasta aquí hemos visto como  la imposición moral sobre los individuos por parte del estado se transforma de un método de violencia descarada, sin temor a usarlo abiertamente, a otro método de violencia oculta a través de una burocracia profesional.
    Prosigo dejando de lado la imposición moral, y continuo con los servicios e infraestructura que "presta" el estado a "su" sociedad civil.
    si no exitiese  el estado, las carreteras, autopistas,escuelas, hopitales y otras infraestructuras serian construidos por privados. ¿No me cree? pero, si existen hospitales, escuelas y autopistas privadas. Además, el estado para construir sus edificios educativos y sanitarios, o tal vez calles para sus habitantes contrata a empresas privadas.
    Ahora te preguntas quien establecería y regularía los precios y productos. Sin un estado controlador crees que el productor se aprovecharía en venderte  la mercancía en un precio muy alto y de muy baja calidad. ¿pero usted compraría un producto en estas condiciones?. En un libre mercado no tiene  un solo oferente, sino a varios, quienes competirían por sastifacer su demanda, obviamente a cambio de dinero,  fabricando productos al mejor precio y calidad.
    En este breve texto podemos observar, por un lado,  la imposición del estado sobre el individuo. Por otro lado, vemos los innecesarios servicios que ofrece el estado, muchas veces son defectuosos y caros.
    En una sociedad que se rige por el libre mercado, no existe la imposicion, el individuo no es obligado a pagar lo que no va a consumir, ni a consumir lo que no desea. Por lo tanto las personas no pagan impuestos, no subvencionan ningún tipo de servicios, solo pagará por aquello que utilizará, exigiendo buena calidad.
   Sin embargo, este ensayo no apunta a eliminar al estado, sino a replantearnos si es necesario un estado hipergrande que crece a diario entrometiendose cada vez más en nuestras vidas.
   
                                                       
                             
                                                                          Por Sebastián Martin Lorizzo